martes, 9 de septiembre de 2014

Sonetos de Shakespeare


 ¡Saludos, igluterarios! ¿Qué tal lleváis el verano? O quizá debería decir que qué tal os ha ido, porque ya casi está tocando su fin... ¡Qué rapidez!, ¿verdad? Bueno, que no cunda el pánico: aún faltan unos días más de los que podemos sacar bastante productividad. Por ello y sin más dilación, aquí estoy, escribiendo de nuevo, esta vez para hablaros de los Sonetos de Shakespeare. Son 154 y decidí adentrarme en ellos gracias a un profesor que me recomendó varias obras literarias y, tras mucho pensarlo, opté por esta, debido, entre otras cosas, a que tenía curiosidad por leer tantos poemas juntos. Escogí una edición preparada por Luis Astrana Marín en la que disfruté cada uno de los que leí (pues saqué el libro de la biblioteca y no tuve tiempo de acabarlo entero, aunque sí buena parte de él) en inglés y en español, lo cual me permitió aprender nuevas palabras y saborear por partida doble —ya que adoro el inglés— la elegancia y fuerza que nos transmite el autor. Me pareció admirable que en no demasiadas líneas (más bien pocas, de hecho) irradiara tantos sentimientos.

 Recuerdo que, en la introducción, ponía que Shakespeare nunca quiso publicar sus sonetos porque eran demasiado personales y en ellos se encontraban todas sus emociones y preocupaciones más íntimas. Sin embargo, un tal Thomas Thorpe dispuso su impresión y publicación, y gracias a él los tenemos hoy en día, aunque tal vez estemos invadiendo la intimidad de su creador. Por otro lado y según parece, hay varias teorías acerca del verdadero tema que tratan. Unos creen que van dirigidos a su amante, otros dicen que van para un hombre ("los 126 primeros celebran a un amigo, y solo los 28 últimos conciernen a una mujer"), otros piensan que son acerca de los problemas psicológicos e históricos... Y yo, ¿qué opino? Bueno, a mí realmente me maravillaron y acabé muy contenta con mi elección, ya que habría podido escoger otra obra y no lo hice. Los primeros, a mi parecer, giran en torno a la necesidad de dejar descendencia en el mundo para que la belleza de la persona a la que se dirige el autor no se extinga. Dejo aquí algunos ejemplos de ciertos versos que apoyan mi teoría:

 Be not self-will'd, for thou art much too fair
 To be death's conquest and make worms thine their.

 ("No seas tan obstinado contra ti mismo, pues eres infinitamente hermoso para servir de conquista a la muerte y hacer de los gusanos tus herederos". SONETO VI).

 No love toward others in that boson sits,
 That on himself such murderous shame commits.

 ("No muestra afecto hacia sus semejantes el corazón del que comete contra sí mismo tan vergonzoso asesinato", refiriéndose a lo mismo que anteriormente. SONETO IX).

 Make thee another self, for love of me.
 That beauty still may live in thine or thee.

 ("Crea otro tú, por afecto a mí, para que la belleza sobreviva por ti o por los tuyos". SONETO X)

 Y, por último, allá va el más claro:

 And nothing 'gainst Time's scythe can make de 
                                                                      fence
 Save breed, to brave him when he takes thee hence.

 ("Que nada podrá defenderte contra la segur del Tiempo, salvo tu descendencia, que le afrontará cuando de aquí te aparte". SONETO XII).

 Se ve perfectamente que Shakespeare desea que esa persona (no sé si ese gran amigo del que hablaba una de aquellas creencias o, en cambio, está hablando de su amada) perviva en el tiempo. ¿Cómo? Con sus hijos. Su idea fundamental es que tal belleza debe ser aprovechada, lo cual, supongo, es comprensible. En los siguientes, predominan el agradecimiento máximo a un gran amigo, el paso del tiempo de manera inevitable y la vejez que ello conlleva y, cómo no, el amor. El amor es el tema universal, así que no me extrañó que también apareciese. Hay, en ocasiones, unos piropos dirigidos a su amante que, más que eso, son como bombas explosivas llenas de afecto y de ese cariño inmenso que las inspiró.

 Totalmente recomendables. Añado, también, que, a pesar de no haber hecho ficha técnica (debido, principalmente, a que el libro ya no está en mis manos y cuando la hago me gusta que así sea, pues es mucho más sencillo), le daré mi nota personal, que es un 10 totalmente merecido. Si te gusta la poesía, no te pienses dos veces si esto es para ti, porque te aseguro que lo es. A mí me dejó fascinada. ¡Todo son ventajas!

 Me despido con mis sonetos preferidos, que plasmé en papel antes de devolver el libro. Dejo, como en los versos de antes, la versión en inglés y su respectiva traducción:

 SONNET LXXXI

 Or I shall live your epitaph to make,
 Or you survive when I in earth am rotten,
 From hence your memory death cannot take,
 Although in me each part will be forgotten.
 Your name from hence immortal life shall have,
 Though I, once gone, to all the world must die:
 The earth can yield me but a common grave,
 When you entombed in men's eyes shall lie.
 Your monument shall be my gentle verse,
 Which eyes not yet created shall o'er-read;
 And tongues to be your being shall rehearse,
 When all the breathers of this world are dead;
 You still shall live, such virtue hath my pen,
 Where breath most breathes, even in the mouths of men.


 SONETO LXXXI

 O viviré para escribir vuestro epitafio, u os sobre-
 viviréis cuando yo pudra bajo tierra; la muerte no ha
 de lograr llevarse de aquí vuestra memoria, aunque
 el olvido me devore por entero.
 Vuestro nombre gozará en este mundo de una vi-
 da inmortal; en tanto yo, una vez ido, moriré para
 todos; la tierra no puede otorgarme sino una tumba
 ordinaria, mientras vos reposaréis sepultado a la 
 vista de la humanidad.
 Vuestro monumento será mis dulces versos, que
 leerán ojos aún no engendrados, y las lenguas futuras
 sostendrán vuestro ser, cuando todos los que respiran
 en este mundo se hallen muertos.
 Perduraréis siempre —tal es el poder de mi pluma—
 donde más alienta el aliento; es decir, en los
 labios de los hombres. 

 SONNET XCIII

 So shall I live, supposing thou art true,
 Like a deceived husband; so love's face
 May still seem love to me, though alter'd new;
 Thy looks with me, thy heart in other place:
 For there can live no hatred in thine eye,
 Therefore in that I cannot know thy change.
 In many's looks the false heart's history
 Is writ in moods and frowns and wrinkles strange,
 But Heaven in thy creation did decree
 That in thy face sweet love should ever dwell;
 Whate'er thy thoughts or thy heart's workings be,
 Thy looks should nothing thence but sweetness tell.

 How like Eve's apple doth thy beauty grow,
 If thy sweet virtue answer not thy show! 

 SONETO XCIII

 Y viviré creyéndote sincero
 cual marido engañado que no advierte
 que la faz del amor es engañosa:
 que cuando estás conmigo en mí no piensas.
 En tus ojos jamás anida el odio
 y no sabré por ellos si has cambiado;
 en todos los semblantes la falsía
 traza líneas, arrugas y visajes,
 mas los cielos al crearte decretaron
 que en tu faz solo dulce amor viviera,
 y sean cuales fueren tus anhelos
 en tu rostro no habrá más que dulzura.
 ¡Qué parecido a la manzana de Eva tu floreciente hermosura,
 si tu dulce virtud no responde a tu exterior!

 SONNET LXXVI

 Why is my verse so barren of new pride,
 So far from variation or quick change?
 Why with the time do I not glance aside
 To new-found methods, and to compounds strange?
 Why write I still all one, ever the same,
 And keep invention in a noted weed,
 That every word doth almost tell my name,
 Showing their birth, and where they did proceed?
 O! know sweet love I always write of you,
 And you and love are still my argument;
 So all my best is dressing old words new,
 Spending again what is already spent:
 For as the sun is daily new and old,
 So is my love still telling what is told.

 SONETO LXXVI

 ¿Por qué mi verso elude nuevas galas,
 de modas  y mudanzas alejado?
 ¿Por qué no me inclino con el tiempo
 a lo nuevo, crisol de extravagancias? 
 ¿Por qué escribo lo mismo, y sin un cambio
 se atiene mi invención al mismo estilo,
 con palabras que casi me delatan
 proclamando su origen y modelo?
 Porque siempre de ti, amor, escribo,
 trillando nuevamente lo trillado.
 El viejo sol es nuevo cada día,
también mi amor, diciendo ya lo dicho.